El sábado 15 de febrero se realizó en la localidad de Fortín Acha, partido de Leandro N. Alem, la edición 2025 de la ya tradicional “Feria de los Sabores del Cerdo y la Cerveza Artesanal”.
En el marco de esta celebración, mediante un comunicado de prensa, desde la Municipalidad de Alem expresaron: “La avenida principal de Fortín estaba hermosa, con las mesas a lo largo, las sillas, y los vecinos de ambos lados oficiando de platea preferencial”.
Destacaron: “La cantina ya estaba lista desde temprano y los sabores del cerdo eran una promesa de aromas que venían desde los asadores. El Club Unión, la Escuela Primaria, el Jardín de Infantes y Defensa Civil compartían la tarea, atendidos por los funcionarios municipales. El delegado Ariel Medina, que debutaba como organizador de esta la séptima edición de la fiesta, iba y venía dando una mano en todo”.
“Con el caer de la tarde, se fue llenando el lugar. Los puestos de artesanos y emprendedores ofrecían sus productos, los food trucks y stands de bebidas atendían sin parar, y los pilcheros, pochocleros y otros empezaron a vender”, describieron desde el municipio.
La música, la diversión
Llegó el momento del escenario, con la conducción de Catriel Duré, quien con su simpatía y gran voz fue animando la noche.
De entrada, una sorpresa más que agradable: fuera de programa se animó a subir Alan Rodríguez, quien con sus catorce años se mandó un recitado gaucho buenísimo, bien plantado y con una memoria y una dicción que le auguran un gran futuro, y apadrinado además por uno de los más grandes en el tema, el querido Lalo Arce.
Virginia Ferreyra se presentó luego, con una solvencia escénica que le viene en la sangre, y una dulzura personal que se combina con una voz bien rockera, áspera y profunda, con la cual interpretó temas de esos que atraviesan generaciones, como los de Creedence o Riff, y también los propios.
Su orgulloso papá, una leyenda del rock y el blues que acompañó varias décadas de fanáticos, JAF, que viene a ser la sigla de su nombre: Juan Antonio Ferreyra, paseó por una galería histórica, dando clase magistral de guitarra eléctrica, y mechando sus temas con su carisma especial y su buenísima onda.
El Ballet Distrital, “capitaneado” como siempre por la divina de Marina Orazola, brindó una de sus presentaciones espectaculares, esta vez dedicada al folklore litoraleño con “El río nos abraza”, y un “enganchado” de lo mejor del chamamé, plasmando en varios momentos la vida junto al río, con pescadores, hacheros, guaynas y lancheros.
Y siguiendo con el litoral, los Amboé, “coyentinos” de ley, sacaron a bailar a todos, al ritmo de chamamés y otros ritmos tropicales, con un profesionalismo y conexión con el público digno de los aplausos que se llevaron.
Gran cierre, a puro baile
El intendente Carlos Ferraris tuvo unas cariñosas palabras para el público, agradeciendo el esfuerzo realizado por la localidad anfitriona y los trabajadores municipales.
La noche terminó como se debe, a puro baile con Cumbia Buena, y ahí las sillas se quedaron vacías porque nadie se quedó sentado. La cumbia es infalible, y fue el broche de oro de una excelente noche de festejo, con todo lo que tiene que tener: amigos, mate, encuentros, niños jugando, rica comida y bebida, y espectáculos de gran nivel.
Una mención extra para todos: seguridad, ambulancia, cultura, artistas, bailarines, puesteros, sonido, iluminación, visitas y locales, que hicieron posible una fiesta total.