14/12/2025 - Edición Nº388

Junín

la primera superbanda

De la violencia a su caída en Junín: los restos de los criminales de la banda del Pibe Cabeza que yacen en el Cementerio del Oeste

22/02/2025 09:02 | Antonio Caprioli ('El Vivo'), Oscar Martínez ('El Nene') y Juan De la Fuente, tres piezas clave de la organización delictiva, encontraron la muerte en una quinta de Junín el 2 de julio de 1937, en un brutal enfrentamiento con la policía bonaerense.



La historia de la primera superbanda del crimen organizado en Argentina, liderada por Rogelio Gordillo, alias 'El Pibe Cabeza', tuvo su desenlace trágico no sólo con la muerte de su cabecilla, sino también con el final violento de algunos de sus integrantes en la ciudad de Junín.

Antonio Caprioli ('El Vivo'), Oscar Martínez ('El Nene') y Juan De la Fuente, tres piezas clave de la organización delictiva, encontraron la muerte en una quinta de Junín el 2 de julio de 1937, en un brutal enfrentamiento con la policía bonaerense.

La caída de estos hombres, que habían participado de los más audaces golpes de la banda, marcó el principio del fin para la legendaria agrupación criminal.

La delación fue una constante en la debacle de la banda. Así como el 'Judas' original del grupo, Daniel Ritondale, traicionó a Gordillo, una situación similar llevó a la caída de Caprioli, Martínez y De la Fuente.

En esta ocasión, fue el amor lo que los delató: Ana Magadán, pareja de Martínez, fue la pieza clave para que la policía localizara su refugio en Junín.

La persecución fue implacable y, sin posibilidad de escape, los delincuentes se enfrentaron en un tiroteo feroz con las fuerzas de seguridad. Ninguno sobrevivió.

Un entierro en Junín

A diferencia del macabro destino de Gordillo, cuya cabeza terminó en un frasco con formol en el Museo Forense del Poder Judicial, sus tres secuaces fueron enterrados en el Cementerio del Oeste de Junín, donde descansan juntos.

Con el paso de los años, la tumba de los criminales ha despertado curiosidad y hasta leyendas urbanas. Se cuenta que una mujer, hija de los caseros de la quinta donde fueron abatidos, se encargó de dejar flores en el lugar durante años, ya que la banda había ayudado a su padre en un mal momento económico, debido a que le había ido mal en la cosecha. Algunos, incluso, creen que la banda dejó escondida en la zona una parte de su último botín, un misterio que aún persiste en el imaginario juninense.

La caída de los tres delincuentes en Junín simbolizó el derrumbe final de la banda del Pibe Cabeza. La combinación de traiciones, violencia y pasiones truncadas llevó al ocaso de un grupo que sembró el terror en distintas provincias argentinas y que encontró su destino final entre balas y sepulturas anónimas. Aún hoy, la memoria de estos hechos resuena en Junín, donde la historia de 'Los Amigos' sigue envuelta en un halo de misterio.

El origen de un gánster

Rogelio Gordillo, conocido como ‘El Pibe Cabeza’, nació el 9 de junio de 1910 en Colón, provincia de Buenos Aires. Criado en una familia de chacareros, su vida dio un giro drástico tras la muerte de su padre en 1926. 

Su madre se trasladó a General Pico, La Pampa, donde Rogelio comenzó a trabajar como ayudante de peluquero. Sin embargo, su destino se torció tras un altercado con la madre de su primer amor, a quien le disparó tras una discusión. Este hecho marcó el inicio de su carrera delictiva.

A los 18 años fue encarcelado por primera vez en Santa Rosa. Tras cumplir ocho meses de prisión, su rumbo quedó sellado en el crimen. Se trasladó a Rosario, donde perfeccionó sus habilidades delictivas, formando lo que sería la primera superbanda de la Argentina. Utilizando tácticas novedosas para la época, su grupo realizaba asaltos organizados con armamento de alto poder, como las ametralladoras Thompson.

En esa ciudad de la provincia de Santa Fe, rodeado de personajes como Antonio "El Vivo" Caprioli, Felipe "el Francesito" Cherouvrier y Florián "El Nene" Martínez, comenzó su carrera delictiva. Primero robos menores, después atracos legendarios que aún se recuerdan en algunos pueblos.

Con dos autos comprados, ametralladoras Thompson y pistolas, dieron sus golpes en Rosario, Casilda, Venado Tuerto, entre otras ciudades de Santa Fe. Pero también hubo asaltos, muchos con botines millonarios y extremadamente violentos en Córdoba, La Pampa y en localidades de la provincia de Buenos Aires.

En diciembre de 1932, la Policía rosarina lo detuvo por una especie de "salidera" al administrador de un depósito de aceite. Sus siguientes tres años fueron en la prisión de Santa Fe. Desde agosto de 1935, ya en libertad condicional, recuperó el camino del hampa y los robos se sucedieron uno tras otro, escapando de la Policía que lo buscaba en las diferentes provincias en las que se movía. Mientras, su leyenda crecía.

En la Región

"El Pibe Cabeza" siempre volvía a Colón, donde se oxigenaba en medio de las operaciones con su banda. También usaba Lincoln como un paraje obligado, ya que allí tenía encubridores encargados de recibir y vender las mercaderías robadas. Desde esa ciudad, también se movía para cometer muchos de sus sangrientos golpes. Siempre, eso sí, robaban autos para ir cambiando y evitar ser descubiertos.

En noviembre de 1936, Gordillo y sus cómplices asaltaron al hacendado Antonio Pereyra Iraola, al que abordaron en un camino cerca de Trenque Lauquen, y poco después, en diciembre reaparecieron en un almacén de ramos generales en zona rural de Pehuajó y perpetraron otro golpe para volver a la primera plana de los diarios. 

Allí estuvieron en el ya desaparecido boliche de Pianca, propiedad de Felipe Couto, un lugar donde saciaban la sed los gauchos de la época. Cuenta la historia que consumieron cervezas, cargaron nafta y antes de irse dispararon balazos contra el surtidor de combustible, provocando un incendio que destrozó gran parte del boliche.

Tras esos atracos y las semanas que la banda pasaba escondida, en enero de 1937 volvieron a atacar en Rosario, en un hecho que quedó marcado en la sociedad, no solo por el botín de lingotes de oro que se llevaron de una famosa joyería. Mientras escapaban en un auto, atropellaron a un canillita de 12 años, quien sólo sufrió lesiones leves.

De acuerdo a las versiones policiales y periodísticas, "el Pibe Cabeza" se detuvo y le dio unos pesos al niño, momento en el que se acercó el cabo Santo Contreras para llevarlo detenido. Pero una vez en el auto, los cómplices lo redujeron. La banda secuestró al canillita, al policía y más adelante, tras cambiar de vehículo, a un matrimonio. El dueño de ese vehículo y el canillita fueron abandonados en la huida, el cabo Contreras fue asesinado y la mujer liberada un par de días después. Algunos dicen que se escondieron en Lincoln, otros que volvió a Colón, donde reparó los vehículos que utilizaba la banda.

Lo cierto es que luego fueron hasta Junín, donde no se pusieron de acuerdo en la hoja de ruta criminal. La banda se dividió y Gordillo con su lugarteniente "El Vivo" Caprioli viajaron a Buenos Aires, pese a que sabían los riesgos de tentar a la Policía Federal, que los buscaba intensamente.

La caída del Pibe Cabeza y de la banda

El ascenso de la banda se vio frenado por una serie de enfrentamientos con la policía. En su último intento de mantenerse libre, Gordillo viajó a la Capital Federal para visitar a María Romano, su pareja y madre de su hija. Sin saberlo, un informante había revelado su paradero, y la policía ya lo esperaba.

El 2 de febrero de 1937, al salir de la casa de Romano en Mataderos, Gordillo y su lugarteniente Antonio Caprioli fueron interceptados por la División de Robos y Hurtos. En una escena digna de una película, Gordillo intentó resistir: se refugió tras un árbol y disparó con ambas manos. Pero la superioridad numérica y de fuego de la policía terminó con su vida tras un feroz tiroteo en el que se contaron 51 disparos. Murió en el acto.

En medio de la balacera, Caprioli escapó secuestrando a punta de pistola un colectivo, pero meses después, el 2 de julio de 1937 murió en el enfrentamiento con la policía bonaerense y corrió el mismo destino que su patrón, al ser acribillado junto a "Nene" Martínez y Juan De la Fuente en una quinta de Junín. Increíblemente, fue por el amor de una mujer, Ana Magadán (novia del Nene) que la policía dio con su paradero.

Un destino macabro

El final de Gordillo fue aún más macabro. Mientras sus compañeros descansaban en Junín, su cuerpo fue enviado a Colón, donde fue sepultado bajo otro nombre. 

Pero su cabeza, como un trofeo del sistema judicial, fue conservada en un frasco con formol en el Museo Forense del Poder Judicial. Permaneció allí durante años, hasta que sus descendientes lograron recuperarla.

Así, la historia del Pibe Cabeza y su banda se convirtió en leyenda. Del crimen al olvido, de la violencia al misterio, sus nombres quedaron inscritos en la crónica negra del país, con su último capítulo escrito en una tumba de Junín.

La hija

Las crónicas periodísticas también relatan que la pareja de Gordillo, María Esther Romano, dio a luz a una beba dos meses después de su muerte. La hija del criminal visitó durante años la tumba de su padre en Colón, dejando flores cada 9 de febrero.

A pesar del violento pasado de su progenitor, ella fue el único vínculo que mantuvo viva la memoria del hombre que aterrorizó a la policía y desafió al destino hasta perder, literalmente, la cabeza.