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por Agustín Panizza
En su recorrida por Argentina, una pareja de turistas alemanes decidió detenerse y dormir durante unos días en Junín, una ciudad cargada de historia y emociones, desde donde, también, viajaron a Los Toldos.
La razón principal de su visita fue la curiosidad por conocer las localidades donde se crió y educó Eva Duarte de Perón, figura clave en la historia argentina y mundial, quien hizo sus estudios en la Escuela 1 de Junín.
Anja y Sylvio explicaron que su itinerario, además, contempló visitar grandes destinos como Buenos Aires o Mendoza. Sin embargo, después de leer la historia sobre Evita y su legado, decidieron incluir a Junín y Los Toldos como una parada especial.
Durante su estadía en la ciudad, se alojaron en Casa María Semilla, un lugar emblemático de Junín, con más de 100 años de historia. Allí, sorprendieron a María Semilla al no hablar ni una palabra en castellano, comunicándose exclusivamente mediante la aplicación Google Translate, lo que añadió una particularidad a su viaje y a las interacciones con los locales.
En su paso por la Ciudad, además de conocer la ex escribanía Ordiales, donde se selló el acta de casamiento entre Juan Domingo Perón y Eva, uno de los puntos más emotivos de su estadía fue la visita a la Escuela 1, donde la ex primera dama cursó sus estudios.
Además de su visita a la entidad educativa, los alemanes exploraron otros rincones de la ciudad, como la Laguna de Gómez y el centro histórico. También disfrutaron de la gastronomía local, probando platos como el asado y las empanadas.
La pareja concluyó su visita con una reflexión sobre la importancia de conectar con la historia local y la influencia global de figuras como Eva Perón.
La historia de esta pareja nos invita a redescubrir los tesoros de nuestra propia tierra y a valorar la influencia de quienes han dejado una huella imborrable.
Cuando llego a Junín, camino hasta mi alojamiento. La mochila es pesada y sudo temperaturas superiores a los 30 grados. Emilia me da una calurosa bienvenida en Casa María Semilla, construida por sus antepasados en 1917.
Vivo en una habitación en el piso superior y tengo uso ilimitado de todas las áreas comunes de esta encantadora casa.
Sentado en mi habitación con la ventana abierta de par en par puedo escuchar a los niños jugando a la pelota en la calle, aplaudiendo, cantando y riendo.
Es un sentimiento tan bueno para mí poder experimentar esta alegría y esta feliz unión. No recuerdo la última vez que viví esto en Alemania.