
La Laguna de Gómez, uno de los principales atractivos naturales y turísticos de Junín, continúa su proceso de recuperación tras la sequía extrema que la afectó en los últimos cuatro años.
En los últimos 25 días, el espejo de agua experimentó un crecimiento significativo, quedando a solo 20 centímetros de la parte superior del vertedero. De mantenerse esta tendencia, podría comenzar a drenar agua río abajo en los próximos días, mientras las compuertas permanecen cerradas.
Este repunte en el nivel hídrico está directamente relacionado con las intensas precipitaciones que se registraron en la región durante febrero y principios de marzo.
En apenas 40 días, cayeron más de 350 milímetros de lluvia, lo que representa aproximadamente un tercio de la media anual. Esta cantidad de agua fue clave para la recomposición del caudal y la revitalización del ecosistema , que había quedado gravemente afectado por la falta de lluvias desde diciembre de 2020.
La recuperación de Gómez, al igual que Mar Chiquita (río arriba) en Agustina, ya es visible a simple vista. En las últimas semanas, el agua avanzó aproximadamente unos 200 metros, alcanzando el primer escalón del espigón y la costa norte.
Además, un hecho simbólico marcó este proceso: por primera vez en más de tres años, una embarcación a motor volvió a navegar la Laguna, partiendo desde el canal del Club Náutico Junín.
La recuperación del nivel de agua renueva las expectativas del sector turístico y gastronómico local, que depende en gran medida del atractivo natural de la Laguna.
Después de un período marcado por la sequía y la preocupación, durante unos cuatro años, la Laguna de Gómez, ubicada en el partido de Junín, celebra la recuperación de su caudal, lo que permite el esperado regreso de los deportes náuticos.
Este espejo de agua, icónico en la región del noroeste bonaerense, había sufrido una importante baja en su nivel debido a la falta de lluvias y las altas temperaturas desde diciembre de 2020, impactando tanto en la actividad recreativa como en la economía local.
Entre abril de 2024 y lo que va de 2025, las lluvias sostenidas y el mejoramiento de las condiciones hídricas le devolvieron a la Laguna su esplendor, peró aún falta.
Esto generó entusiasmo no solo entre los aficionados de disciplinas como el kayak, el windsurf y el kitesurf, que fueron los primeros en entrar al espejo de agua, sino también entre comerciantes y emprendedores que dependen del turismo que este atractivo natural genera.
Tras ocho años, Junín volvió a experimentar más de una semana completa de lluvias ininterrumpidas (desde el lunes 24 de febrero de 2025), algo que no sucedía desde 2017, lo que indica la llegada del fenómeno El Niño.
En un solo día, lunes 3 de marzo, la ciudad registró una marca de 100 milímetros de agua caída en menos de 12 horas, lo que trajo a la memoria los eventos de aquel año, cuando las precipitaciones superaron los 200 milímetros en tres días y provocaron graves inundaciones en la región noroeste bonaerense, sur de Córdoba y Santa Fe.
Además, en febrero último el acumulado de lluvias fue de 190 milímetros a los que se sumaron los 120, entre domingo 2 y lunes 3.
Días después, el viernes 7 por la noche y madrugada del sábado 8, según informe del Servicio Meteorológico Nacional, acumularon en la ciudad un total de 66 milímetros.
En estos últimos eventos climáticos, el Municipio de Junín activó un operativo de emergencia con la participación de Defensa Civil y cuadrillas municipales, quienes trabajaron para agilizar el escurrimiento del agua y asistir a las familias damnificadas.
También, los operarios municipales trabajaron en la reparación de calles que se vieron dañadas por el paso del agua para garantizar la transitabilidad segura de las mismas.
Entre abril y mayo de 2017, la Laguna de Gómez, al igual que otros espejos de agua del noroeste bonaerense, desbordó su caudal tras meses de lluvias persistentes.
La situación se tornó crítica en diversos barrios de la ciudad, donde hubo evacuados debido a las anegaciones.
En apenas tres días, en abril, las precipitaciones alcanzaron los 203 milímetros, lo que generó serios problemas en el casco urbano.
La magnitud del desastre también afectó la infraestructura vial. A fines de abril de aquel año, el Puente de Lincoln, en la Ruta 188, colapsó debido a la fuerza del agua, dejando inhabilitada la circulación en ambas manos.
Además, la Laguna La Picasa aumentaba su nivel a razón de un centímetro por día, lo que derivó en el desborde del río Salado y el anegamiento de vastas áreas productivas.
Uno de los hechos más impactantes fue la interrupción del tránsito en la Ruta Nacional 7. El terraplén de la calzada, que se adentra 10 kilómetros en La Picasa, quedó completamente bajo el agua, inutilizando este corredor bioceánico clave que une Buenos Aires con Chile.
Por más de dos años y medio, la circulación estuvo interrumpida, afectando el transporte de mercancías y pasajeros.
El impacto se sintió también en el servicio ferroviario: el terraplén ferroviario fue arrasado por el agua, lo que obligó a suspender el paso del tren San Martín.
La situación se extendió hasta octubre de 2021, cuando finalmente se logró rehabilitar el trayecto.
Las lluvias sostenidas de febrero y las precipitaciones de la primera semana de marzo provocaron un notable incremento del caudal en las lagunas de Junín, que venían golpeadas por la sequía, en especial en la de Gómez, donde El Diario del Lunes realizó una recorrida.
Este fenómeno renueva la discusión sobre la gestión del agua en la región y la necesidad de reactivar el Comité de Cuenca del Salado.
Desde la Sociedad Rural de Junín impulsaron una reunión con la intendenta de General Arenales, Érica Revilla, quien preside el Comité de Cuenca, con el objetivo de reactivar su funcionamiento.
La inactividad del organismo ha generado preocupaciones en el sector productivo y en las comunidades locales, debido a la falta de avances en temas claves como la actualización del protocolo de manejo de compuertas, el dragado del Canal de las Horquetas y el sector de El Carpincho, y la gestión de los excedentes hídricos en la zona de Teodelina y sus alrededores.
El aumento del caudal en las lagunas es un indicador de la importancia de una planificación eficiente del manejo del agua.
En la reunión, también se expresó la preocupación por la situación de 44 productores que fueron afectados por la expropiación de sus tierras para la realización de obras hídricas y que aún no han recibido el pago correspondiente.
La Sociedad Rural de Junín y otros sectores involucrados insisten en la necesidad de una gestión hídrica responsable, equitativa y sustentable, para evitar medidas improvisadas en momentos críticos.
La reactivación del Comité de Cuenca se presenta como una herramienta clave para coordinar esfuerzos y establecer estrategias comunes que permitan afrontar los desafíos hídricos de la región con previsión y eficiencia.
Hace más de cuatro años, Junín y la Región noroeste bonaerense comenzaron a vivir una de las peores crisis climáticas de su historia, que se empezaba a percibir con la bajante de las lagunas.
La sequía más severa jamás registrada no solo golpeó la actividad agrícola y ganadera, sino que dejó sin agua a la emblemática Laguna de Gómez, un ícono natural y cultural de la Región.
Diciembre de 2020 marcó el inicio de un período de lluvias extremadamente escasas, agravado por temperaturas récord y una evaporación acelerada que, además, dejó sin agua a otros reservorios de la cuenca del Río Salado.
La Laguna de Gómez, epicentro de la vida recreativa y turística de Junín, se secó por completo ya en febrero de 2024, dejando un paisaje desolador de grietas y sedimentos, además de distintos objetos, como barcos hundidos, al descubierto.
Actualmente, ese espejo de agua, al igual que Mar Chiquita, empezó a recuperar gran parte del caudal, gracias a las lluvias sostenidas de lo que va del año, que crecieron con respecto a los años anteriores.