por Agustín Panizza
El mercado automotor y el inmobiliario parecen haberse alineado en Junín: hoy, comprar un terreno de 250 o 300 metros cuadrados puede costar lo mismo que adquirir un auto usado con más de 10 años de antigüedad. En ambos casos, el precio ronda los 15 mil dólares.
La comparación, aunque sorprendente, refleja dos fenómenos que vienen marcando tendencia en los últimos años. Por un lado, la escalada del valor de los vehículos usados y cero kilómetro en dólares. Por el otro, una relativa estabilidad en el mercado de lotes urbanos, donde los precios crecieron más moderadamente. En efecto, es común hoy observar publicaciones en las que se busca permutar tierra por vehículo.
“Eso se viene dando en los últimos tiempos, producto del parate inmobiliario que vivimos en los últimos 4 años, en donde el mercado de los lotes y del parcelamiento ha sumado oferta y la demanda no ha podido crecer en la misma medida”, explicó a El Diario del Lunes Daniel Di Palma, presidente del Colegio de Martilleros de Junín.
“En consecuencia, los precios se han sostenido a niveles como los que hoy podemos ver, mientras que en el mercado de los vehículos, que tiene un comportamiento distinto, las cotizaciones se sostienen en moneda extranjera y con incrementos mensuales”, dijo.
Un rápido recorrido por plataformas de compraventa y locales permite corroborarlo: modelos de gama alta como el Toyota Corolla 2015, o el Volkswagen Vento 2014 con más de una década encima se ofrecen a cifras que rondan —e incluso superan— los 15 mil dólares. Paralelamente, en barrios en desarrollo o zonas periféricas de Junín, es posible conseguir terrenos de hasta 300 metros cuadrados por valores similares.
Es preciso destacar y aclarar que en barrios privados, según informaron a este medio, una parcela de tierra de 1000 metros cuadrados puede llegar a costar 50 mil dólares, mientras que en sectores como Cerrito Colorado llegan a valer 35 mil dólares. Además, un departamento céntrico de tres ambientes ronda los 100 mil dólares.
Este escenario representa un giro notable respecto a años anteriores. En 2018, por ejemplo, un auto estándar con unos cinco años de antigüedad podía conseguirse por alrededor de 5 mil dólares. A valores actuales, eso equivaldría a unos 6 millones de pesos. Hoy, un vehículo de esas mismas características cuesta aproximadamente 15 millones de pesos, casi el triple. En apenas ocho años, los autos usados no solo se apreciaron, sino que pasaron a ocupar un lugar privilegiado en el mercado de bienes durables.
“Lo que sucede es que el costo de un vehículo, sumado a la carga impositiva, es muy alto y sostiene la valoración. En autos de entre 5 y 15 mil dólares, la demanda se mantiene constante. No ocurre lo mismo con el terreno, que implica otros costos: servicios, construcción, escrituración, e impuestos. Si no se piensa construir a corto plazo, también representa una carga”, agregó Di Palma. “Eso achica la demanda. Esperamos que con la recuperación del poder adquisitivo y los salarios, vuelva a crecer el interés por las parcelas urbanas”, confirmó.
El dato no es menor si se tiene en cuenta que, históricamente, el acceso a la tierra era considerado un escalón más alto en la escala de inversión, mientras que el auto —sobre todo el usado— tenía un carácter más depreciable. Hoy, ese equilibrio parece haberse modificado.
Hernán Pietrobón, martillero público de Junín, también observa este fenómeno: “Puntualmente sucede lo que se plantea. Lo que no sé es si es porque los autos están muy caros o porque las casas están muy baratas. Las dos cosas pueden ser ciertas”. Y agregó: “Escuchaba que se estaban trayendo al país 50.000 autos eléctricos que van a salir al mercado en unos 30.000 dólares, con un precio de costo de importación de 16.000. Eso te hace pensar que los cero kilómetro que tenemos hoy están por las nubes”.
Según Pietrobón, el contraste se potencia porque “las propiedades vienen con un decrecimiento marcado desde fines de 2017 o principios de 2018, con una baja en dólares de más del 50% en algunos casos. Recién en el último año y medio el sector se empezó a dinamizar un poco, con un leve incremento del orden del 15 al 20% en propiedades usadas, pero sigue habiendo mucha oferta y eso limita la evolución de los precios”.
Mientras el mercado inmobiliario permanece relativamente estable en Junín, el automotor sigue marcando récords. Una camioneta 0 kilómetro de gama media-alta, como una Toyota Hilux, Ford Ranger o Volkswagen Amarok, hoy supera con facilidad los 65 mil dólares. Ese valor impacta cuando se lo compara con lo que cuesta acceder a una vivienda.
Por esa misma cifra —e incluso menos— es posible comprar una casa de cuatro ambientes con patio en un barrio consolidado de la ciudad. En algunas zonas como Villa del Parque, Prado Español, Capilla de Loreto o El Molino, hay casas familiares con terrenos amplios que rondan entre los 60 mil dólares.
La disparidad evidencia un fenómeno que se viene profundizando: mientras los inmuebles han mantenido precios en dólares relativamente estables, el mercado automotor se ha disparado, convirtiendo a ciertos vehículos en bienes comparables a inversiones inmobiliarias.