Durante años, la pesca del dorado pareció un privilegio reservado a los grandes ríos del Litoral. Sin embargo, distintas fuentes especializadas y la memoria de pescadores experimentados coinciden en que a poco más de una hora de viaje desde Junín, el dorado sigue siendo una posibilidad concreta, aunque condicionada, en el tramo medio–bajo del Río Arrecifes, en el interior bonaerense.
El noreste bonaerense presenta una particularidad poco habitual en la provincia: ondulaciones orográficas suaves, que generan cursos con pendiente, afloramientos de tosca, correderas y pequeños saltos.
Estas características, destacadas en artículos de Revista Weekend, explican por qué históricamente la zona fue considerada territorio doradero, aun lejos del cauce principal del Río Paraná.
En escenarios de crecientes sostenidas, los dorados —en su mayoría ejemplares chicos y medianos, conocidos como doradillos— logran remontar estos cursos, encontrando ambientes ideales para alimentarse.
La misma fuente es clara al marcar un quiebre: la intervención humana. Azudes, presas urbanas, canalizaciones y obras hidráulicas fragmentaron la continuidad natural de los ríos, especialmente aguas arriba de la ciudad de Arrecifes.
Por ese motivo, los ríos de Rojas y Salto hoy aparecen carentes de dorados, no por falta de hábitat, sino porque las barreras impiden su migración. Allí predominan especies residentes como tarariras, dentudos, chanchas, carpas y bagres.
El escenario cambia aguas abajo de Arrecifes, donde el río:
Mantiene mayor conectividad con el Paraná
Conserva correderas naturales
Recibe el influjo de crecientes regionales
En esos sectores, la presencia del dorado no es permanente ni abundante, pero sí posible, especialmente en primavera y verano, cuando el nivel del agua acompaña.
No se trata de una pesca garantizada ni masiva, sino de una oportunidad deportiva puntual, valorada justamente por su dificultad y cercanía.
Desde Junín, el acceso al tramo bajo del Río Arrecifes demanda algo más de una hora de viaje, lo que lo convierte en una alternativa atractiva para pescadores deportivos que buscan:
Un entorno natural distinto al típico paisaje pampeano
Pesca con señuelos y devolución
La chance, siempre latente, de un dorado en aguas bonaerenses
La pesca de dorados en el interior bonaerense no es un mito, pero tampoco una postal permanente.
Es una posibilidad real, ligada a:
El estado del río
Las crecientes
La conectividad del sistema
Y una práctica responsable de pesca deportiva
Para Junín y la región, el Río Arrecifes representa uno de los últimos escenarios cercanos donde el dorado aún puede aparecer, recordando que incluso en ríos intervenidos, la naturaleza sigue buscando su camino.