En el fútbol argentino, la urgencia suele ganarle a la paciencia. Los resultados mandan, el día a día y las tablas apremian y muchas veces los procesos quedan atrapados en la lógica del corto plazo. En ese contexto, Sarmiento de Junín atraviesa un momento que invita a la reflexión y a sostener un camino que requiere tiempo, trabajo y convicción.
El presente del “Verde” no puede analizarse únicamente desde el resultado inmediato -que es meritorio porque logró una nueva permanencia-. El club viene apostando a un proyecto que busca consolidarse, buscando una identidad que quiere reafirmar con Facundo Sava, promoción de jóvenes futbolistas y la latente idea de seguir creciendo. Ningún proceso se construye de un día para el otro, y mucho menos en una competencia tan exigente como la Primera División.
Bancar el proceso no significa conformarse ni bajar la vara. Significa entender que el crecimiento real se da con planificación, coherencia y respaldo, tanto desde la dirigencia como desde el cuerpo técnico y los jugadores. Entrar en la ansiedad general del fútbol cada vez que sopla un viento en contra suele traer más retrocesos que soluciones.
Por lo expuesto, y más allá del nombre propio del entrenador de turno o de los mismísimos futbolistas, es necesario que el mundo Sarmiento ponga siempre el escudo por delante de los gustos futbolísticos, las preferencias por determinados jugadores y los intereses diversos que suelen aflorar en épocas donde la ansiedad y la crítica desmedida aparecen con facilidad.
Existen numerosos ejemplos de instituciones que han atravesado, atraviesan y atravesarán las mismas turbulencias que tuvo y tendrá Sarmiento. Porque, como en la vida, crecer duele, y todo se vuelve cada vez más difícil por una razón tan simple como contundente: los rivales son poderosos a nivel continental o entidades con un arraigo histórico muy importante dentro del fútbol argentino.
Sarmiento ha demostrado en los últimos años que, con trabajo, orden y mucha pasión, puede competir y sostenerse. Por eso, en este momento, el acompañamiento de los hinchas y socios resulta clave. El apoyo no es ciego, pero sí necesario para que el proyecto tenga la estabilidad que demanda el fútbol de hoy, más aún para Sarmiento que se ubica en una ciudad mucho más chica en relación a las demás.
El desafío está planteado: confiar, sostener y acompañar. Porque los procesos se respetan, y porque para crecer de verdad, primero hay que bancar.